domingo, 14 de febrero de 2010

NUTRIENDO HÁBITOS SALUDABLES

NUTRIR-C
Lic. Cintia L. Ortiz
NUTRICIONISTA


La conducta alimentaria de cada persona es el resultado de variados factores que fueron moldeando nuestra forma de alimentarnos desde pequeños y del significado que ocupe en nuestras vidas el alimento: comer por placer, por la vida social, como premios, como alivio a un estado emocional, o como castigo, etc.
Sin lugar a dudas, lo que comemos habitualmente, o sea, nuestros hábitos alimentarios están formados por factores que influyeron desde edades tempranas (disponibilidad de alimentos a nivel geográfico y en el hogar, de la situación económica, gustos de los padres, etc.), y también una vez adultos dependerá también de la connotación que le demos al alimento en nuestra vida.
“Comer para vivir y no vivir para comer”, ya que el alimento es necesario en nuestro cuerpo para poder realizar las actividades diarias que nuestro cuerpo demanda, pero si comemos más de lo que necesita las calorías ingresadas en forma excesiva se reservarán en forma de grasa trayendo aparejado el aumento de peso y sus complicaciones.
El alimento tiene una función biológica mediante el cual nos otorga la energía y nutrientes necesarios para que nuestro organismo pueda cumplir sus exigencias, pero también ha tomado en estos tiempos más relevancia aunque también en épocas remotas su simbología social. “el alimento como punto de encuentro para compartir con amigos, familiares, fiestas, etc.” Y es aquí donde debemos hacer hincapié para no evitarlo sino controlarlos y darle al alimento el lugar principal que ocupa “comer para vivir”.
Muchas veces escuchamos decir, el fin de semana son días libres y el lunes retomo la dieta…Aquí está el error. Si durante 5 días nos cuidamos respetando las calorías, el finde lo recuperamos, y es como si no hubiésemos hecho nada para adelgazar.
Por ello, la dieta significa un cambio en el estilo de vida saludable. Dieta no es sinónimo de restricción sino de cambio de hábitos alimentarios que sean sostenibles en el tiempo.
Resumiendo:
Si salimos a comer afuera o nos reunimos con amigos: durante el día realicemos el plan alimentario saludable con las 4 comidas diarias, antes de salir consumir un yogur o frutas o infusiones calientes (café o té con leche) o sopas.
Al cenar comer la porción indicada, prevaleciendo las ensaladas para dar mayor saciedad. Elegir sodas o gaseosas light o jugos gasificados light.
Si tendremos una cena en la que comeremos pastas, al medio día realizar preparaciones con carnes rojas, pescado o pollo con ensaladas.
Si estamos de vacaciones la alimentación debe ser variada, seleccionando alimentos saludables y en cantidades moderadas. Esto no quiere decir que nos prohibamos un helado o torta o facturas, sino que de lo rico poco y cada tanto…
Y ante todo responder a las señales del organismo: HAMBRE-SACIEDAD. Evitar comer demás una vez que estamos satisfechos. En las comidas sociales comemos por apetito ante todo: “como porque lo veo, me tienta” y no por una necesidad fisiológica de respuesta al hambre.
Por todo ello, es fundamental diferenciar lo anterior para poder llegar a nuestro objetivo: el descenso de peso y cambio en la conducta alimentaria. Los puntos más importantes para el posterior mantenimiento del peso alcanzado más la realización de una actividad física programada y constante en el tiempo.

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